SOLOMILLO A LA MIEL CON ESPÁRRAGOS ENVUELTOS EN BACON

Juan nos enseñó a preparar este plato que sin duda tuvo un gran éxito. Gustó tanto la salsa como la guarnición. Además, nos obsequió para la degustación, con un excelente rabo de toro que había cocinado en su casa y un Rioja para acompañar.

Mercedes, "La Rubia", ayudó a Juan en la elaboración del plato. Nos aportó su alegría y enorme simpatía.

Ingredientes

2 solomillos

1 manojo de espárragos

200 gr. de bacon

500 ml. de nata

4 cucharadas de miel

3 cebolletas pequeñas

2 cucharadas de mantequilla

1 copita de brandy

Aceite

Sal

Elaboración

1. Lava, retira las hojas exteriores de la cebolleta y pícala fina.
2. Pon a calentar una sartén, añade un chorrito de aceite y la mantequilla y deja que se funda.
3. Añade la cebolleta y póchala a fuego suave con un poco de sal hasta que comience a dorar.
4. Sube el fuego echa el brandy y flambea.
5. Incorpora la nata y la miel y deja hervir hasta que espese.
6. Cuela la salsa para retirar la cebolleta.
7. Toma 2 o 3 espárragos, dependiendo del grosor, y envuélvelos en una loncha de bacon. Repite con todos los espárragos.
8. Ponlos en una bandeja de horno cubierta con papel antigraso.
9. Añade un hilo de aceite por encima y hornea a 190ºC hasta que el bacon dore.
10. Limpia los solomillos.  Córtalos en medallones de dos cm. de grosor.
11. Calienta bien una sartén, añade un par de cucharadas de aceite.
12. Echa los medallones dejando un poco de separación entre cada uno. Espera a que doren por una cara y vuélvelos, deja que doren por la otra. Añade sal y retira.
13. Reparte el solomillo en los platos, napa con un poco de salsa y acompaña con los espárragos. Sirve el resto de la salsa en una salsera.

La miel tiene cualidades reconocidas y utilizadas por los seres humanos desde la antigüedad, como alimento y para endulzar. Además de las citas bíblicas, muchos otros pueblos, como los antiguos egipcios o los griegos, se referían a la miel como un producto sagrado, llegando a servir como forma de pagar los impuestos. En excavaciones egipcias con más de 2000 años fueron encontradas muestras de miel perfectamente conservadas en vasijas  tapadas que aún eran comestibles. También existen registros prehistóricos en pinturas rupestres de la utilización de la miel.

Son conocidas diversas variedades de miel dependiendo de la flor utilizada como fuente de néctar y del tipo de abeja que la produce. Podemos diferenciar entre:

Miel de flores: la producida por las abejas a partir del néctar de las flores. Se distinguen estas variedades:

Monofloral: predominio del néctar de una especie: eucalipto, castaño, romero, tomillo,  naranjo o azahar, tilo, acacia, lavanda, zarzamora…

Multifloral o “Milflores”: del néctar de varias flores y en proporciones variables.

De sierra, de montaña y del desierto, que son tipos especiales de mil flores.

Miel de mielada o mielato, rocío de miel, miel de rocío o miel de bosque: es la producida por las abejas a partir de las secreciones dulces de pulgones, cochinillas y otros insectos chupadores de savia. Suele ser menos dulce, de color muy oscuro, se solidifica con dificultad, y tiene olor y sabor especiado, resinoso.