Ingredientes
1 vaso de agua
1 vaso de leche semidesnatada
2 cucharadas soperas de harina
2 cucharaditas de margarina
Anís en grano o estrellado
Canela en rama y molida
4 cucharadas soperas de azúcar
1 vaso de agua
1 vaso de leche semidesnatada
2 cucharadas soperas de harina
2 cucharaditas de margarina
Anís en grano o estrellado
Canela en rama y molida
4 cucharadas soperas de azúcar
1 manzana roja
1 manzana verde
1 limón
1 puñado de nueces
Elaboración
- Pon a infusionar el agua con una rama de canela y 1 cucharada de anís en grano.
- Derrite el azúcar hasta que se vuelva líquida y tome un color dorado (caramelo).
- Cuela la infusión y añádela al caramelo con cuidado, para que no te salpique.
- Remueve suavemente hasta que se deshaga. Deja reducir unos minutos.
- En una sartén pon a calentar la margarina hasta que se derrita.
- Añade poco a poco la harina removiendo continuamente para que no salgan grumos.
- Incorpora poco a poco la leche caliente sin dejar de remover, hasta que espese.
- Incorpora la cocción de la misma manera.
- Deja hervir sin parar de remover hasta que tenga la textura adecuada (como una
- bechamel ligera).
- Sirve en las cazuelitas de barro o boles pequeños.
- Lava bien las manzanas y pártela en dados de 1 cm. sin pelar. Envuélvelos bien en zumo de limón.
- Ponlos pon encima de las gachas, introduciéndolos ligeramente. Coloca también unos trocitos de nuez.
- Deja enfriar en el frigorífico
- Espolvorea un poco de canela antes de servir.

Las gachas dulces se han convertido en
un plato que se come tradicionalmente el día de Todos los Santos, aunque
tristemente, es una receta que se va perdiendo y que muchos jóvenes y la
mayoría de los niños no conocen.
Hemos querido homenajearlas con esta
versión algo más ligera, pero que mantiene la esencia. Sustituimos manteca
o mantequilla por margarina (también
podríamos utilizar aceite, aunque afectaría más a la textura), utilizamos la
leche semidesnatada en lugar de entera y cambiamos los picatostes por la
manzana y las nueces que también nos aportarán una textura crujiente pero evitan
el exceso de grasa de la fritura del pan y añadir más carbohidratos. Si la
ración es moderada, podemos permitírnosla y mantener este plato que merece ser
conservado en nuestra tradición.
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