Ingredientes
1 kg. de patatas para freir (Manchega
o Monalisa)
2 cucharadas de pimentón ahumado
½ kg. de cebolleta grande
1 cabeza de ajos
8 huevos
Aceite de oliva virgen
Vinagre de manzana
Sal
Elaboración
1. Pela las patatas y lávalas bien.
2. Pártelas en dados de 2 cm.
3. Fríelas, a fuego suave primero y
fuerte al final, hasta que queden crujientes.
4. Escúrrelas sobre papel
absorbente y resérvalas.
6. Parte los ajos en rodajas medianas
y la cebolleta en juliana, también mediana.
7. Fríe los ajos a fuego medio hasta
que doren. Añade la cebolleta y fríe, moviendo frecuentemente para que no se
quemen los filos.
8. Añade sal a media cocción. Cuando
la cebolleta esté ligeramente dorada y un poco entera por dentro, retírala en
un bol.
9. En el mismo aceite fríe los huevos
a fuego medio procurando que la yema quede líquida.
10. Echa los huevos en el bol de la
cebolleta, añade sal, un chorreón de vinagre y otro del aceite de fritura y
trínchalos pequeños. Mezcla todo bien.
11. Dora las patatas en una sartén sin
nada de aceite. Incorpora el pimentón, el orégano y la sal, poco a poco sin
cesar de mover, para que quede todo bien repartido.
12. Extiende las patatas en una fuente
y echa los huevos treznados por encima.
En lugar del conocido
huevo frito con ajos que necesitaba de platos y cubiertos para poder tomarlo en
el tajo, elaboraban este plato, engordado con la cebolleta y al que añadían
bastante aceite. La idea era la consabida “cuchará y paso atrás”. No lo tomaban
con cubiertos sino con un buen trozo de pan “sentao” pinchado en una navaja,
con el que “sopaban” los huevos.
Hoy, lo incorporamos en
esta receta, como versión de huevos rotos, aunque con alguna diferencia no solo
en los huevos sino también en las patatas. Sustituimos las patatas a los pobre,
más blandas y aceitosas, por estas crujientes y aromatizadas con especias, para
contrastar texturas y añadir sabor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario