lunes, 17 de noviembre de 2014

LENTEJAS GUISADAS CON BERENJENA

Los alumnos siguen atentamente las instrucciones y poco a poco van aprendiendo trucos y técnicas para pelar, cortar y picar. Estamos todavía al principio, pero prometen, seguro que en unos meses realizarán con soltura todas estas tareas que aligeran enormemente el trabajo en la cocina.
Ingredientes (Para 4 personas)
3  Ajos
1 cebolla
1 pimiento verde italiano
1 tomate maduro
1 berenjena mediana
2 zanahorias
2 patatas
400 gr. de lentejas
2 chorizos frescos
1 hoja de laurel
1 cucharadita de pimentón
1 cucharadita de cominos enteros
½ cucharadita de colorante alimentario
Aceite de oliva virgen
Sal
Elaboración
1. Pica muy finos: ajos, cebolla, pimiento y tomate.
2. Pela las patatas, las zanahorias y la berenjena.
3. Corta la zanahoria y los chorizos en rodajas, las patatas en cachelos y la berenjena en cuadraditos.
4. Pon a cocer a fuego medio una olla con 2 litros de agua fría y una hoja de laurel.
5. Lava las lentejas y añádelas. Mantén a fuego medio hasta que comience a hervir.
6. Cuando hierva, desespuma y asusta tres veces.
7. Calienta una sartén con un fondo de aceite. Sofríe, a fuego medio, el ajo hasta que dore, añade la cebolla y deja que transparente, echa a continuación el pimiento, espera un par de minutos y agrega las berenjenas.
8. Cuando todo esté bien pochado, incorpora las patatas, las zanahorias, los chorizos y el tomate.
9. Baja el fuego y tapa la sartén. Espera cinco min. para que los alimentos suelten un poco de agua, destapa, remueve y añade el pimentón y el comido previamente machacado en el mortero.
10. Echa el sofrito en la olla de las lentejas, añade el colorante y deja cocer a fuego suave hasta que todos los elementos estén blandos y el caldo trabado (30-40 min.); si es necesario, añade agua fría durante la cocción.
11. Pon a punto de sal.

Es probablemente la legumbre más antigua cultivada. En la cuenca del Eufrates se han encontrado rastros de su consumo que datan de hace 10.000 años. También en Egipto eran muy populares, por lo que Roma no tardó en incorporarlas a su dieta y convertirlas en uno de los alimentos principales de las centurias romanas. Desde antiguo, se sabían sus efectos beneficiosos.

En la historia de la humanidad, y muy especialmente en el área mediterránea, las legumbres han sido siempre claves por su riqueza nutritiva, sobre todo por su contenido proteico que, junto con los cereales de la dieta, suponían un aporte proteico de calidad en épocas de penuria alimentaria donde la carne, los lácteos y el pescado eran bienes escasos y mal distribuidos entre la población. Cuando se mezcla cualquier legumbre con cereales en una misma comida se puede prescindir de un segundo plato de carne pescado o huevos.
Los vegetales debidamente combinados aportan una proteína de calidad similar a la animal, pero sin colesterol ni grasas saturadas.

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